La princesa y el sapo (2009)

Llegó después de una larga espera "La princesa y el Sapo", la última película animada de Disney pero esta vez volviendo a lo que ya parecía el arte perdido de la animación 2D, dibujada a mano, como se hicieron básicamente todas aquellas películas que recordamos de Disney.

En medio de tantas producciones animadas hechas en 3D (llenas de efectos y que son visualmente cada vez mas agresivas) ver esta película no sólo es una mirada atrás en cuanto a la técnica del dibujo animado, sino que es sobre todo un refrescante recordatorio del valor de la historia narrada con inteligencia y soltura, sin recurrir a lanzarnos cosas en la cara.

Si bien es cierto la historia no es perfecta y tiene algún momento bajo, desde el inicio queda claro que estamos frente a realizadores capaces de entregarnos personajes y situaciones contundentes, que llenan de vida a dibujos realizados con maestría. La protagonista es quizás la mejor princesa de Disney, y el príncipe seguramente el peor de los príncipes aunque es definitivamente un personaje con profundidad. Estos personajes son los indispensables para un mundo cinematográfico en evolución y que después del Boom de Pixar, no volverá a ser como aquel en el que las primeras producciones de Disney causaron sensación.

Se rescata la parte musical, cosa que no veíamos desde hace ya algún tiempo en la animación para cine, y aunque cuesta disfrutar de "La princesa y el Sapo" más que de las mejores películas 3D, queda claro que es una película que funciona para adultos y niños. Sí, Disney lo vuelve a hacer, pero son tiempos más difíciles. Ahora hay competidores fuertes. Lo que se demuestra es que la fórmula sigue viva, se puede pero hay que esforzarse más.

"La princesa y el Sapo" no es de lo mejor de Disney pero está suficientemente bien como para revivir la magia que cautivó antaño a un público hoy agredido con todas las formas de animación concebibles. Eso sí, sin lugar a dudas, lo mejor del 2D de nuestros días está en la animación japonesa. Que bueno que no sea la única y que los maestros del ayer sigan en la carrera. Cuatro estrellas.