Película japonesa conocida en gringolandia como "Departures" ("Okuribito" es su título original) y que ganó el Oscar a la mejor película extranjera del 2009.
Dirigida por Yohiro Takita, cuenta la historia de Daigo Kobayashi, un joven cellista que queda desempleado al disolverse su orquesta. Daigo decide dejar el cello y regresar con su esposa a su pueblo natal. Allí por azares del destino se empleará sin querer como "Nokanshi" es decir la forma tradicional de preparar a los difuntos para ponerlos en los ataúdes antes de ser incinerados.
Con su nueva profesión, Daigo se enfrentará a varios problemas, desde los mas básicos por el asco de manipular cuerpos hasta la visión de una modernidad que niega la muerte pasando por problemas familiares y demás.
Aunque la trama parece muy simple, "La felicidad de vivir" es una gran película. Si bien es poco ambiciosa, está perfectamente planteada, dirigida, actuada y musicalizada (ojo la música es de Joe Hisaishi). Cada elemento está perfectamente engranado para introducirnos a un mundo que a pesar de ser muy japonés, no deja de ser universal, conmovedor y bello.
Pero además, la película reivindica de cierto modo a la muerte y su relación necesaria con la vida. Cada muerte en la película tiene no sólo un significado, además se convierte en una revelación, en un cambio y en un avance en la historia. Éso es simplemente formidable, cautivador y emocionante.
Daigo pues tendrá que enfrentar a una sociedad moderna que niega a la muerte como parte importante de la vida, que igual que él no quiere ver pero que se convierte en una traba para vivir feliz. Extrañamente "La felicidad de vivir" a pesar de ser un título muy mal traducido, resulta un título perfecto para esta pequeña obra maestra. Cinco estrellas.
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