Se estrenó esta semana "Transformes 2: The Revenge of the Fallen" la nueva aventura fílmica de Michael Bay. Transformers 2 es muy parecida a su antecesora, con todas las características efectistas del director (cámaras lentas, tomas exagerandamente movidas, sexismo sin ataduras) pero más violenta, con más robots y sorprendentemente más aburrida. Y es que lo que le falta desesperadamente a la película es una historia, cualquier historia pero un poquito mejor. Porque en Transformers 2, el interés está en cual de los dos tórtolos le dice al otro que lo ama primero. Algún personaje malvado interesante también ayudaría pero eso ya es pedir mucho quizás.
Eso sí, a "Transformes 2" le sobran los efectos. Buenos y muchos efectos especiales. Pero faltan razones argumentales para que estos efectos funcionen. Y eso es particularmente visible hacia el final de la historia cuando el protagonista está cruzando la extraordinariamente confusa batalla. Esta parte es larga y aburrida (sí, aburrida). Y esto es porque no hay una historia coherente, interesante debajo de las millones de balas, cientos de robots y demás. Ninguna historia interesante, ningún conflicto apasionado. Sólo una batalla que no evoluciona que prosigue eternamente. Pero eso sí, para darle algún incoherente sentido a todo, se hacen notar vueltas argumentales extrañas y oníricas y que poco tienen que ver con todo lo visto anteriormente en el universo correspondiente.
Es notable el talento de Bay para hacernos ver estas películas que no generan ningún interés, más allá del evidente surgido de una generación de juguetes y dibujos animados memorables. En resumen, una nueva entrega de ese cine que deja muchísimo que desear pero que sin razón volverá a llevarnos al cine para la inevitable tercera entrega. Una estrella.
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